Laura Estrada: De odontóloga a senadora… y matriarca de un clan que exprime a Oaxaca.
- borkzdf

- 6 may
- 2 Min. de lectura

Laura Estrada Mauro, la senadora oaxaqueña que comenzó su carrera como odontóloga, ha construido más que una trayectoria legislativa: ha tejido una red de poder y favores familiares que se ha convertido en símbolo del oportunismo político en el estado.
Detrás de su imagen de profesional de la salud se oculta una estructura que ha sabido aprovechar cada espacio de poder para beneficiar a los suyos, dejando de lado las verdaderas necesidades del pueblo oaxaqueño.Originaria de San Lucas Ojitlán, y egresada de la UNAM como cirujana dentista, Laura Estrada dio el salto a la política de la mano de Morena, partido que ayudó a fundar en Tuxtepec.
Fue diputada local dos veces y presidenta de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Oaxaca, una de las posiciones más influyentes del legislativo local. Sin embargo, sus acciones se caracterizaron más por el protagonismo mediático y la lealtad política a las cúpulas que por propuestas que mejoraran la vida en Oaxaca.Tras no recibir el respaldo de Morena para continuar su carrera, no dudó en cambiarse al Partido Verde Ecologista, donde consiguió llegar al Senado por primera minoría. Un acto que dejó en claro que la ideología es lo de menos cuando el objetivo es permanecer en el poder.Pero lo más grave no es su movilidad partidista, sino cómo ha insertado a su familia en puestos estratégicos del gobierno estatal. Parientes cercanos se han beneficiado de contratos, plazas y recursos públicos, mientras los hospitales siguen sin medicamentos, los pueblos indígenas son ignorados y la pobreza avanza.
A esto se suma su silencio ante los abusos y negligencias del gobierno de Salomón Jara, con quien ha mantenido una cercanía cómplice. Mientras Oaxaca se desangra entre feminicidios, violencia, desabasto de medicinas y corrupción, Laura Estrada sigue con su discurso vacío y sus selfies de “trabajo legislativo”, ausente de los verdaderos debates y causas sociales que deberían importar.
La senadora ha mostrado ser más hábil para operar redes de poder que para legislar con justicia. Su historia no es la de una odontóloga que llegó al Senado para cambiar Oaxaca, sino la de una política tradicional, envuelta en el disfraz de la Cuarta Transformación, que solo ha transformado su entorno familiar en una nueva élite política.
¿Hasta cuándo los oaxaqueños seguirán soportando a representantes que usan el poder para su beneficio personal y no para dignificar la vida de sus pueblos?



