La brecha entre el discurso oficial y la realidad de las bibliotecas públicas en Oaxaca. Por: La Redacción
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- 9 jun
- 2 Min. de lectura

Reenviado/El pasado 9 de junio, en el Salón Libertadores Latinoamericanos de Palacio de Gobierno, el Gobernador Salomón Jara Cruz encabezó un acto simbólico de lectura en voz alta del libro La edad de oro de José Martí, acompañado de estudiantes del Cecyteo. Esta actividad formó parte del programa “Fomento a la lectura, un pueblo leyendo para transformar su historia”, que se realiza mes con mes con la intención de promover el hábito lector entre niñas, niños y adolescentes.

Sin embargo, al contrastar este discurso con la situación real de las bibliotecas públicas en el estado, surgen cuestionamientos sobre la efectividad y el alcance de estas acciones. De acuerdo con la Secretaría de las Culturas y Artes (Seculta), Oaxaca cuenta con 485 bibliotecas públicas municipales, pero 111 de ellas se encuentran cerradas o inactivas. Es decir, más de una quinta parte de estos espacios —considerados esenciales para garantizar el derecho a la cultura y la lectura— no están en funcionamiento.
La contradicción entre el discurso de la administración estatal y la falta de acceso real a bibliotecas públicas es preocupante. Mientras se celebra la lectura como herramienta de transformación social, cientos de comunidades carecen de espacios adecuados y funcionales para que este hábito se arraigue y se convierta en una práctica cotidiana.
La revitalización de las bibliotecas públicas no puede limitarse a actos simbólicos. Se requiere un compromiso político real y sostenido que incluya medidas concretas como:
Reapertura de las 111 bibliotecas cerradas, priorizando comunidades rurales e indígenas.
Actualización de los acervos, incorporando literatura contemporánea, obras en lenguas originarias y materiales atractivos para juventudes.
Formación de personal bibliotecario para dinamizar estos espacios y convertirlos en centros culturales activos.
Dotación de infraestructura tecnológica, garantizando el acceso a internet y recursos digitales.
Promoción de actividades comunitarias y culturales que reactiven el interés lector y fortalezcan la cohesión social.
La Primavera Oaxaqueña tiene en sus manos la oportunidad de convertir estos espacios en verdaderos motores de desarrollo cultural y social. Solo así será posible consolidar un Oaxaca lector que no solo viva en los discursos, sino también en las bibliotecas y en cada comunidad del estado.



